-No quiero tener que recordarte que son personas - dijo una voz que emanaba de ningún lugar.
-¿Te refieres a los alumnos? - Contestó con normalidad a la voz inexistente -. Pero si no han estudiado, mira que exámenes más pobres me han hecho.
-¿Tú crees? ¿En casa de cuantos de tus alumnos has estado mientras "no estudiaban"?
-¡Calla! No hace falta, eso se ve cuando corriges, y no han estudiado... si es que mira, mira como no han hecho suficientes problemas. Se ve, te digo yo que se ve, que el examen estaba chupado y aún así ha suspendido casi toda la clase. Estoy muy enfadada.
-Ya sé que para ser la voz de la conciencia soy muy pesada, pero ¿no crees que eso de juzgar por las bravas a tus alumnos no dice nada bueno de ti? - Replicó la voz.
-¿Juzgar? Eso no es juzgar, eso es la verdad, que te lo digo yo, que no han estudiado, han dejado mi materia que es la más importante de lado. Se han confiado. Si te lo digo yo, que no han hecho suficientes problemas.
-Lo que tu digas, yo solo quería decirte un última cosa; cada vez que le dices, sin tener ni idea, a uno de tus alumnos, que no han estudiado estás tirando por tierra todo su esfuerzo, por poco que sea. Menos mal que algunos no te van a volver a ver más.
-Pero si hubiesen estudiado habrían sacado buenas notas y no me habrían hecho los exámenes esos que me han hecho -Añadió con rotundidad.
-Como tú quieras, me vuelvo a dormir, que aquí no pinto nada pero no olvides que cualquiera puede tener un día "espeso". Aunque tú eso ya lo sabes. Adiós.
Y esta ha podido ser la conversación entre más de un profesor y su conciencia.