martes, 10 de mayo de 2011

Párate y bébete un zumo.

Entre el ajetreo y el estrés al que estamos acostumbrados no solemos detenernos a mirar en nuestro interior dejando a un lado el flujo del tiempo y centrándonos en el instante presente. Vamos a remolque del devenir, ausentes de la vigencia de cada segundo, inmersos en especulaciones acerca del lugar al que queremos llegar. El futuro, la meta, el fin, esa ilusión inalcanzable a la que nos vemos abocados inconscientemente. No hay futuro. Detente y disecciona el momento en el que estás viviendo antes de que se diluya. Disfruta de él o súfrelo, intensifícalo, exprímelo, bebe su jugo y estremécete ante su acidez o sucumbe ante su dulzura. Descubre el significado de "saborear la vida".

El futuro es inaprehensible, pero aún así nos empecinamos en alargar la mano para agarrarlo, pretendemos sujetarlo en alto y agitarlo a nuestra merced. Ilusos. Nos olvidamos de la incapacidad que existe al pretender hacerse con la nada. Nos olvidamos de que lo único certero más allá del "ahora" es la incertidumbre, o en su defecto, la putrefacción del cuerpo. Y entre tanto olvido no recordamos que la felicidad solo es posible en presente.

Un cordial saludo. Raúl.

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